2008-08-22

Inauguración de "La Pastera, Museo del Che"

El viernes 20 de junio de 2008, en el marco de los festejos del º80 aniversario del nacimiento de Ernesto “Che” Guevara, la Asociación Trabajadores del Estado inauguró “La Pastera, museo del Che” en el viejo galpón del Parque Nacional Lanín donde el

El pasado viernes 20 de junio a las 15 horas el salón de usos múltiples del Parque Nacional Lanín en San Martín de los Andes estaba que reventaba.Después de once años de dura lucha llegaba la hora de concretar el ansiado sueño. Aquel viejo galpón de madera donde se guardaba el forraje y que dio cobijo a dos motociclistas aventureros y curiosos, se convertía en un Museo.Aquel gesto de solidaridad de un trabajador de Parques Nacionales, don Pedro Olate, con Alberto Granado y Ernesto Guevara de la Serna había trascendido en la memoria de aquellos jóvenes y en el espíritu de los trabajadores que protegieron ese lugar desde que Ernesto se hizo Che. Aquel joven que por condiciones personales se había convertido en un mito mundial, era el destinatario de un museo donde se reflejaba y trasmitía su vida, su obra y su pensamiento.Todo eso reinaba en el clima de ese salón atestado, más la expectativa de los dirigentes de ATE de todo el país, más el orgullo de los guardaparques, más la ansiedad por escucharla a ella, la Dra. Aleida Guevara March, hija de Aleida March (madrina silenciosa del proyecto) y el comandante Guevara.Arrancaron los dueños de casa, Salvador Vellido y Héctor Spina en representación del Parque Lanín y la Administración de Parques Nacionales y hablaron de la satisfacción de tener el museo en su propia casa y del sentido de ser guardaparques y, desde ahora, guardamuseos.Los siguieron los compañeros de ATE: primero la Turca Soraya Abraham de San Martín de los Andes, emocionada hasta la médula. Después el secretario general de ATE Neuquén, el cro. Ernesto Contreras y luego Julio Fuentes, adjunto nacional de ATE y alma mater del proyecto. El que le peleó el predio a todo el mundo para convertirlo en museo en tiempos en que se auguraba el fin de las ideologías. “Como dijo un poeta argentino en la infame década del 30: Cuando todo estaba perdido, apareció lo popular para salvarnos. Pues bien, en los 90 cuando todo parecía perdido, el comandante Che Guevara con sus ideas y la revolución con su ejemplo aparecieron para salvarnos”.Luego fue el turno de Pablo Micheli, secretario general de ATE y adjunto de la CTA nacional, quien manifestó el orgullo de que ese museo sea de ATE y de la CTA.Nora Cortiñas, madre de la plaza de Línea Fundadora, aflojó a todos con su sola presencia pero además dijo que sus hijos, los detenidos-desaparecidos, se querían parecer al Che. El licenciado Aramís Fuente Hernández, embajador cubano en la Argentina, dio cátedra en buen cubano sobre el Che y Marti y felicitó al pueblo de San Martín de los Andes por ese foro de transmisión del pensamiento revolucionario.Todo ante la mirada emocionada de los mapuches, de la militancia joven de ATE y la CTA Neuquén, de los compañeros del UNE (Unión de los Neuquinos), de los vecinos y de unos chicos que no dejaban de jugar.Hasta que le llegó el turno a Aleida y en la franja que abarca sus ojos y su nariz, uno podía ver al Che. Y podía presentirlo en sus palabras, en su pensamiento y en su firmeza. La firmeza de una mujer que se tuvo que despedir de su padre, disfrazado de otro, cuando apenas tenía 6 años y no lo volvió a ver.Aleida recordó lo que leyó en la puerta de un baño en la Universidad de Granada: “La revolución no se lleva en la boca para vivir de ella sino en el corazón para morir por ella” y recordó la estrofa de una milonga que utilizó para el remate “Si yo muero, no llores por mí. Haz lo que yo hacía y seguiré viviendo en ti” . Pero insistió una y otra vez que el ejemplo del Che tenía que estar presente en cada momento de nuestra vida: “en el accionar cotidiano” .Luego todos fueron hasta el museo, a la vuelta de la manzana. Los de ATE y Carlos Chile (MTL) de la mesa nacional de la CTA descubrieron el enorme cartel. El embajador, Norita y Aleida cortaron la cinta de entrada rodeados de pibes. Héctor Méndez, dirigente de ATE, y Darío Fuentes, los que se pusieron el proyecto al hombro, recorrieron el museo con los visitantes mostrándoles los paneles con su vida más la multimedia con toda la información, el video sin fin con sus imágenes, la librería con todos sus textos y el anfiteatro para las actividades de verano.Mientras tanto los que esperaban en el frío de afuera se calentaban con un chocolate caliente y espiaban ansiosos por la ventanitas de La Pastera.Algo pasó esa tarde en San Martín de los Andes. Como una querida presencia. Y en la historia personal de cada uno de los presentes con el “guerrillero heroico”, una parte de tanta deuda se empezó a pagar. No solo por ese día inolvidable sino por cada uno de los días que el museo, nuestro museo, permanezca abierto irradiando ética, militancia, espíritu revolucionario, ideología y, por sobre todas la cosas, entrega absoluta. El legado del Che.

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